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lunes, 13 de junio de 2016

Orlando gay attacked:

Orlando gay attacked: otra desvergonzada “false flag” de manual

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Hay que reconocer que los grandes criminales de Estado últimamente se están esmerando en “originalidad” con cada nueva falsa bandera que ejecutan, aunque el denominador común de las mismas (falsa autoría) siga siendo el mismo (la yihad creada y sponsorizada por Occidente). En esta ocasión el guión ha sido idéntico a los anteriores pero con la novedad de que las víctimas-objetivo lo han sido del colectivo gay. A saber, en esta ocasión la película se ha rodado con nuevo chico musulmán del ISIS (de nombre Omar Mateen), entrenado por la CIA y controlado por el FBI, quien, parece ser, ha matado a tiros a decenas de gays en un concurrido local situado en Orlando, en el mafioso estado norteamericano de Florida.
Espera….los musulmanes odian la homosexualidad ¿no?. Encaja como un guante de seda en el siempre fantasioso guión oficial. Es sabida la insana costumbre que tienen los islamistas, en el Oriente Medio, de colgar y apalear a los “desviados sexuales”. Así, de este modo, la construcción ideológica demonizadora cala más fácil entre el rebaño. Bien, el caso es que después de su “hazaña” al moro de origen afgano le han liquidado como Dios y Allah mandan. Es decir, como en toda buena falsa bandera que se precie, para callar para siempre al incómodo testigo de la farsa homicida. La narrativa criminal, no hace falta repetirlo, es un calco de las anteriores y el argumento tan previsible como (era de esperar) ridículo.
Ultimamente, los ataques terroristas de falsa bandera se están prodigando bastante en el país que los ha ideado, esto es, en Yankilandia. El reciente de San Bernardino es un ejemplo de ello y el no tan lejano de Boston, también. ¿Qué pretenden los perpetradores del terrorismo globalista con esta sucesión de crímenes con el sello inconfundible del terrorismo de Estado? ¿A quién benefician estos atentados y quiénes son sus “destinatarios” indirectos?
Una de las justificaciones, ya clásica, del entramado criminal que han puesto en práctica EEUU y sus aliados eurosionistas, desde el fin de la II Guerra Mundial, para dar forma a la “necesidad imperiosa de implementar enemigos continuamente” es poner en marcha la estrategia del miedo sobre la población, de forma que ésta tenga la sensación permanente de que puede ser atacada en cualquier momento y demandar, por ello, más y más medidas totalitarias de seguridad. Por supuesto, no falta a la cita la satanización sobre un enemigo concreto, en este caso maniobrado desde principios de los años noventa del siglo XX, el Islam, a través de una de las muchas franquicias terroristas de los “suyos”: el mediático ISIS o Estado Islámico, dos marcas de un mismo envase manufacturado en su totalidad por Occidente.
Ya, a nivel más localista, centrándonos en los USA, habría otras interesantes derivaciones como serían los atentados, sin raíz “yihadista” (o con ella) realizados contra escuelas, universidades o diferentes colectivos (en este caso los homosexuales) de forma que los ciudadanos de EEUU se opondrían a un control de armas por los legisladores de turno. Sentirse amenazado por un “futuro” tiroteo implicaría una mayor venta de armas particulares y exigiría poner un candado a los intentos prohibicionistas de limitar su uso a la población. Por supuesto, no falta nunca en las falsas banderas una oportuna arma de distracción masiva que tapone otros asuntos que serían de capital interés y discusión crítica, como podría ser el Acuerdo TTIP llevado a cabo por la mafia neoliberal sionista

CLAVES RÁPIDAS QUE DESMONTAN ESTE NUEVO “EVENTO” TERRORISTA DE FALSA BANDERA O GLADIO B

El (presunto) asesino de los gays trabajaba para G4S

¿Qué es G4s? Una empresa de seguridad privada británica, la más grande del mundo en facturación, que tiene vínculos con el Estado de Israel y los aparatos de inteligencia del eje EEUU-Reino Unido-Israel (es decir, la CIA, el MI6 británico y el Mossad israelí). Resulta cuanto menos chocante que un asesino “yihadista” estuviera trabajando en el centro neurálgico de un grupo empresarial de seguridad cuyos “sponsors” son nada menos que las todopoderosas agencias de inteligencia de la triada imperialista antes citada. El “intelecto” de la “yihad” es ilimitado. Conviene señalar, por otra parte, un hecho de especial trascendencia: G4S (antes Securicor) fue la que proporcionó la “seguridad” en los tres aeropuertos afectados por los ataques del 11-s. Saquen conclusiones.

¿No se lo creen? ¿Otra vez? No puede ser…sí, el asesino yihadista de gays estaba fichado previamente por el FBI

Efectivamente, el presunto asesino de Orlando, Omar Mateen, era el tonto útil del FBI. Como en anteriores eventos de falsa bandera en los que los asesinos eran conocidos previamente por los servicios policiales o agencias de inteligencia, el chivo expiatorio Omar estuvo bajo control del FBI, quien le interrogó al menos en dos momentos diferentes. El FBI es un viejo conocido en fabricar encerronas y montajes policiales así como orquestar actos terroristas de falsa bandera, desde los ataques al WTC en 1993, pasando por el derribo con coche bomba de un edificio federal en Oklahoma (1995), hasta el 11-s, donde secuestraron todas las cintas de seguridad del Pentágono, después de impactar un misil, drone o similar.

Dando matarile al asesino. Prohibido capturarlo vivo para ser juzgado

Matar al terrorista autor material de la enésima barbarie de los globalistas es otra ineludible cita en las falsas banderas, como pudimos comprobar en Madrid, Londres o París. Eso de que su muñegote yihadista (o falso yihadista) hable después de cometer su fechoría sería estropear de forma lastimosa el sainete criminal

¿De nuevo ejercicios previos simulados?

Parece ser, aunque la información es muy débil ya que no se conoce el alcance del mismo, que hace unos tres meses, antes del tiroteo masivo de Orlando, hubo un simulacro de ejercicio en esa misma localidad con “víctimas en masa”.

¿Quién dijo 50 muertos?

Las controversias sobre el número de muertos de un ataque terrorista de falsa bandera siempre son objeto de agria polémica en los círculos reducidos del “conspiracionismo”. Los hay que hablan de actores, como ingrediente indisolublemente unido a una “false flag”. Pero dejando de lado esta espuria y discutibilísima “alternativa”, la cuestión estriba en lo siguiente: ¿un sólo hombre pudo realizar un asesinato masivo en tan corto espacio de tiempo? Kevin Barrett, ex marine, editor de Veterans Today, lo sintetiza del siguiente modo. “¿Más de 50 muertos y sólo un tirador? ¿Y ni siquiera el tipo era un profesional de las fuerzas especiales sino un extravagante guardia de seguridad? Alguien que ha pasado por todas todas las pantallas de radar de la seguridad nacional, como tantos otros tontos útiles de estos eventos.
Es curioso, prosigue con sutil ironía Barrett, cómo casi todos “terroristas musulmanes” son ridículamente superhombres ultra competentes capaces de acabar con un rascacielos y volar el Pentágono con el solo uso de un par de abrelatas como sus únicas armas; tan ridículo como matar un gran número de personas en tiroteos en masa sin ningún entrenamiento militar o ejecutar cualquier otra forma de increíbles matanzas en masa.
Tony Cartalucci, al hilo del último punto de Barrett, va en el mismo sentido: Un sospechoso de terrorismo armado hasta los dientes que asalta un lugar público y mata a decenas de personas es, en realidad, un guión muy familiar. Demasiado. Y es que las falsas banderas ya no hay por donde cogerlas. Eso sí, asómense ustedes a la pantomima política española con sus teatrales, bochornosos e hipócritas minutos de “silencio” por el “terrorismo” de Orlando o a esos medios hegemónicos donde encontrarán un rosario de desvergüenzas y complicidades casi-criminales verdaderamente lacerantes, como es el seguir hurtando la “otra realidad” no sometida al escrutinio del debate público democrático: que el terrorismo del ISIS ha sido creado financiado y dirigido en su totalidad por los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y otros países de la OTAN. Que sus acciones terroristas han sido coordinadas por el aparato de inteligencia anglo-sionista-estadounidense (CIA-MI5-Mossad y sus otras filiales europeas) con fines geopolíticos, tanto en sus propios países como en el extranjero.
Orlando, en definitiva, no es más que la penúltima farsa del Nuevo Orden genocida.