En 1969 existían numerosas comunas en las que los hippies intentaban comulgar con la naturaleza y proponían un estilo de vida fuera del sistema.
Por: pijamasurf - 24/01/2015 a las 21:01:28
Uno de los momentos más interesantes en
la historia reciente sin duda fue el movimiento hippie, particularmente
en Estados Unidos, donde muchos jóvenes optaron por salirse del
paradigma socioecómico y buscar hacer una vida distinta con mayor
cercanía a la naturaleza. “El Verano del Amor”, como le llamaron al
momento más representativo de la explosión de la conciencia hippie en
San Francisco, introdujo otra vez en el imaginario el sueño de regresar a
natura y crecer una especie de mundo nuevo sin la corrupción de las
urbes modernas con sus transacciones pecuniarias. Impulsados por
fuertes dosis de psicodélicos y fuertes dosis de ideas revolucionarias y
espirituales (mirando hacia Oriente), los hippies formaron “comunas” en
las que intentaron erigir, a veces sólo por breves momentos bajo el
sol, estados alternativos, utopias casi o lo que Peter Lamborn Wilson
llama “zonas temporalmente autónomas”.
Estas imágenes están repletas de
nostalgia –por momentos vividos o sólo vistos en el espejo de la otredad
cultura. Transluce cierta pureza y cierta inocencia en las vidas que
dibujaban estos jóvenes de ojos brillantes. Familias hippies que dejaron
las ciudades y se llevaron a sus hijos al bosque, a trabajar la tierra y
a construir sus casas con sus manos, mientras fumaban marihuana y oían
Grateful Dead. Como una de las personas aquí retratadas por la revista Life dice: “Elegimos dedicarle la vida Dios y aprender sus lecciones. Él enseña en la naturaleza”.
Claro que al hablar de un “movimiento
hippie” incluimos a muchas subculturas en un término paraguas. Hay los
hippies más religiosos y seriamente devotos; hay también lo que fueron
seducidos por Pan y Dionisio, y acabaron arrastrados frenéticamente en
ritos orgiásticos que luego no pudieron cosecharse y participar en el
mundo; hay también los hippies que regresaron al mundo (mucho de ellos
fueron parte de la revolución informática de lo que hoy se conoce como
Silicon Valley, en esa misma zona de California en la que se habían
esparcido las ideas DELeary: “tune in, turn on, drop out”: el
LSD dio lugar a la PC. Asimismo, muchas de las ideas que embanderaba
“la cultura del amor y la paz” y la espiritualidad ligada a la
naturaleza maduraron en cosas como la permacultura, el movimiento
“maker” y o el DiY, entre otras.
Ver estas imágenes nos sacude el cuerpo y
la imaginación: pensar en ese estilo de vida alternativo siempre será
algo tentador para el hombre moderno atrapado por la vida corporativa.
Afortunadamente sueños de amor libre en el bosque siguen alimentando una
parte de nuestra psique.
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